A pesar de que se registra una variación de los ocupados de 518 mil entre el trimestre enero marzo 2010 y marzo-mayo 2011, se entrega evidencia de que casi el 60% de esta cifra son trabajos “por cuenta propia”, “personal de servicio doméstico”, “familiar no remunerado”, o empleadores de microempresas de menos de 5 personas, es decir, que no están vinculados necesariamente a políticas o planes de empleo del gobierno y que no están cubiertos por los sistemas de protección clásicos del trabajo. Además, en comparación con el trimestre pasado el trabajo por cuenta propia aumentó en 38 mil y el asalariado privado disminuyó en 44 mil, tendencia que se observa por segundo mes consecutivo. En los últimos 4 trimestres, al comparar con el trimestre pasado sólo se ha detectado una variación promedio de 10 mil empleos. Si bien, las mujeres explican más del 56% de la variación de la ocupación (con 291 mil empleos), sólo el 31% de estos empleos femeninos son asalariados. El trabajo por cuenta propia que se observa en este período es principalmente precario, con alta presencia de jornada parcial y trabajadores de baja calificación. No se trata de emprendimientos robustos ni profesionales independientes. A la hora de analizar el trabajo asalariado, los datos dan cuenta que, a nivel agregado, aumenta en 209 mil personas. No obstante, el 100% de la variación de los ocupados asalariados corresponde a la modalidad de subcontratación, servicios transitorios y suministro de personal y enganchadores, lo cual es una señal de mayor precarización e inestabilidad en el mundo del trabajo. En Chile, mayor crecimiento económico o una menor tasa de desempleo oficial, no asegura mejores condiciones de vida para todos sus habitantes. Por esto la Fundación SOL estudia la tendencia de indicadores alternativos tales como el “Índice de Empleo Protegido” (IEP), el “Indicador de Inserción Laboral” (IIL) y la “Tasa de Desempleo Integral” (TDI). En relación al “Índice de Empleo Protegido”, se observa que a nivel nacional, sólo un 38,8% del total de ocupados y un 53,1% de los asalariados presentan un empleo protegido, vale decir, con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo. Esto representa una disminución en la protección del empleo en más de 4 puntos porcentuales con respecto al trimestre diciembre-febrero 2011. Si extrapolamos los datos de la Encuesta CASEN 2009, se puede concluir que un 77,1% de los empleos asalariados no están protegidos y/o no superan un ingreso mensual de$300.000 (menos de dos salarios mínimos). Además, dentro del empleo no protegido, Fundación SOL define la categoría del trabajador“Subordinado Independiente”, como los asalariados que no tienen liquidación de sueldo, vale decir, deben enfrentar todas las normas y sistemas de control de un trabajo dependiente, pero no cuentan con el sistema de protección de derechos laborales que caracteriza a un asalariado convencional. En el trimestre marzo-mayo 2011, esta categoría alcanzó un 20,7% del empleo asalariado (privado, público y servicio doméstico), lo que equivale a 1.125.324 personas. En resumen, se concluye que actualmente en Chile un trabajo registrado como asalariado no está asegurando mejores condiciones en cuanto a protección, estabilidad e ingresos. Al incluir el desempleo oculto y el desempleo por subempleo, los desocupados aumentan en un81% y la tasa de desempleo se sitúa en un 12,2% (Tasa de Desempleo Integral), mucho más del 7,2% registrado por el Gobierno. Además, indica que son las mujeres las que se han incorporado más precariamente a la fuerza de trabajo y que la recuperación en las regiones más afectadas por el terremoto y tsunami (Maule, Bío-Bío y Araucanía), se basa fundamentalmente en mayor subempleo. Es importante destacar, que entre enero-marzo 2010 y marzo-mayo 2011, mientras los desocupados y los desalentados caen, el subempleo se ha incrementado en 21%, lo cual ha sido uno de los factores centrales para explicar la disminución en la tasa de desempleo oficial registrada durante este año. En períodos de bonanza económica, cuando los empleos que se crean son de baja calidad (tal como se observa actualmente en Chile), la TDI es un fiel reflejo de la real magnitud del desempleo en la economía.
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