Fundación SOL y el IPoM del Banco Central: "Uno esperaría que también emitieran opinión cuando hay concentración económica"
Nota de prensa en Radio U. Chile

Entrevista publicada el 22 de septiembre 2025 en Radio Universidad de Chile

El economista Gonzalo Durán abordó los detalles del informe, donde se hace referencia al impacto de ciertas políticas públicas en la economía local. El análisis, según señaló el experto, "es una tradición que no tenía" la institución bancaria.

El Banco Central advirtió en su último Informe de Política Monetaria (IPoM) que el mercado laboral enfrenta presiones significativas derivadas de recientes cambios normativos, como el aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral a 40 horas. Según el organismo, estas medidas han actuado como “shocks de oferta y de costos”, lo que ha impactado de manera negativa en la creación de empleo formal, sobre todo en empresas con una alta proporción de trabajadores remunerados con el sueldo mínimo.

El informe detalla que, entre abril de 2023 y enero de 2025, el salario mínimo subió un 24,5%, mientras que la inflación en el mismo período alcanzó apenas un 7%. Este mayor dinamismo sería el causante de que los sueldos más bajos aumentaran por encima del promedio del empleo formal, que registró un alza del 14,2%.

Junto con los costos laborales, el Banco Central identificó otros factores que han limitado la recuperación del mercado del trabajo, como el envejecimiento poblacional, la automatización, los cambios en la organización productiva y la lenta reactivación de sectores intensivos en empleo. En ese contexto, el ente emisor subrayó que la creación neta de empleo formal se ha mantenido “mayormente negativa o cercana a cero” desde 2023, mientras que los indicadores de rotación laboral se ubican en mínimos históricos.

Una interpretación de la realidad económica del país que, para el investigador de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, debe ser observada bajo ciertos criterios. “Se puede y se tiene que discutir porque la economía no es una ciencia neutra ni exacta“, explicó durante la primera edición de Radioanálisis.

 
 

“La economía es economía política. En ese sentido, tenemos distintas escuelas de pensamiento económico. Para nada es un misterio que el Banco Central adhiere a cierto tipo de escuela de economía que no es, digamos, la que está pensando permanentemente en la clase trabajadora. Es la escuela económica que ha regido en Chile durante los últimos 30 o 40 años. Entonces, por supuesto que tenemos que disputar este tipo de interpretaciones”, añadió el experto.

Bajo esa premisa, y respecto a las cifras que aluden al empleo, Durán explicó que “el enfoque que ocupa el Banco Central, por ejemplo, nos dice que cualquier aumento en el salario mínimo va a generar desempleo. Y ese es un argumento que sugiere que a los trabajadores y trabajadoras se les paga el valor de su trabajo. Es decir, que hay un equilibrio y que, por lo tanto, para que aumenten los salarios y no se genere desempleo, lo que se necesita es que aumente primero la productividad del trabajo. Ese es un argumento que escuchan permanentemente los sindicatos y trabajadores que negocian colectivamente”.

“Se escucha mucho en las mesas de negociación colectiva que primero debe aumentar la productividad y que después podemos hablar de aumentar los salarios. Pero creo que en esa ecuación lo que hace falta es poner en juego las relaciones de poder entre las y los trabajadores y quienes son los dueños de los medios de producción, las empresas“, sumó el investigador de Fundación Sol.

“Cuando metes eso en la ecuación, efectivamente te das cuenta de que el salario no está en equilibrio, sino que aquí hay asimetrías de poder. Hay grupos, las empresas, que tienen un poder total para mantener sus márgenes de ganancia, las tasas de ganancia. En ese sentido, cualquier aumento en el salario mínimo podría resentir esos niveles de utilidades. Estoy hablando del sistema completo. Y ese tipo de diagnóstico y de seguimiento, por así decirlo, el Banco Central no lo tiene en su matriz filosófica. Por eso me parece que es importante que este debate se dé”, afirmó.

Por todo lo anterior es que Durán señaló que “llama la atención que el Banco Central emita una opinión respecto a políticas públicas, sobre todo en materia de empleo, porque es una tradición que no tenía. Y si hoy hace eso, uno esperaría que también lo hiciera, por ejemplo, cuando hay concentración económica. El Banco Central no dice nada respecto a que el 1% más rico acumule casi el 50% de la riqueza y tampoco sobre los bajos niveles de los salarios“.

“Hace poco subimos los datos de ingresos y el INE nos tiró un balde de agua fría. Es algo que desde Fundación Sol venimos diciendo hace bastante tiempo, pero el hecho es que el 50% de los trabajadores gana menos de 612 mil pesos líquidos. Y, por otra parte, es una reflexión en relación al tipo de empresariado que tenemos, en el sentido de que, si los cálculos del Banco Central están en lo correcto —que también es algo discutible—, podríamos señalar que tenemos un empresariado en una fragilidad total, porque por el solo hecho de pedirles que suba un poquito el salario, de inmediato lo resienten y están destinados a generar despidos”, puntualizó el también académico de la Universidad de Chile.

“Estamos hablando de algo que ni siquiera es el salario mínimo, por el cual se generó toda esta polémica. No es un salario que permita a una familia salir de la pobreza o, por ejemplo, para un hogar de tres personas que arriendan de acuerdo a los nuevos cálculos de pobreza. En ese sentido, podríamos decir que tenemos salarios que están bastante limitados y, por el hecho de que suban, vemos que el empresariado de inmediato reacciona despidiendo. Eso debería llamarnos profundamente la atención y yo no lo veo en las palabras del Banco Central tampoco”, sentenció.

Mirar a los vecinos

Ante la consulta sobre qué modelos podrían ser aplicables en la realidad económica chilena, Durán apuntó a casos como el de Uruguay. “Es súper importante porque, en el fondo, el salario mínimo en Chile tiene una responsabilidad mucho mayor que en países donde los derechos sociales están garantizados, porque aquí tiene que financiar esos derechos. Podemos mirar acá en la región. En Uruguay, por ejemplo, el salario mínimo se establece a nivel de negociaciones colectivas en lo que llaman los Consejos de Salarios“.

“Ellos establecen salarios mínimos por categoría al interior de cada rama de actividad económica. Y eso se está discutiendo, de hecho, en este minuto. Se están llevando adelante las rondas de los Consejos de Salario donde se sientan los empresarios, los trabajadores y el gobierno, y llegan a un acuerdo. En Uruguay, el 95% de las y los trabajadores está cubierto por negociaciones colectivas. Y allí no tienen una situación donde haya un apocalipsis empresarial, ni que las empresas se estén cerrando. Tampoco que el desempleo esté sobre los dos dígitos ni que existan niveles extraordinarios de pobreza”, contextualizó el académico.

“De hecho, Uruguay es uno de los países más desarrollados de América Latina, incluso más que Chile, de acuerdo a los estándares internacionales, y tiene los menores niveles de desigualdad. Su paisaje empresarial es bastante heterogéneo, como en Chile. Sus pequeñas empresas son bastante frondosas, por así decirlo, y tienen salarios mínimos establecidos por negociaciones colectivas. Entonces, sin duda, en ese tipo de instancias se pone en la mesa el criterio de suficiencia. Este criterio de que los salarios tienen que alcanzar para vivir, algo que en Chile no sucede”, comparó.

En ese mismo contexto, explicó que la evidencia internacional establece que “el sistema de fijación salarial a través del Parlamento —que es lo que sucede hoy en día en Chile— es el sistema que obtiene los resultados más acotados o más conservadores en cuanto a subir el salario mínimo. Entonces, tenemos un sistema que es de los más mediocres si consideramos que nuestros salarios son bajos. El salario mínimo se fija a nivel parlamentario y tenemos que, ojalá, tomar ejemplos de la región, como podría ser el caso de Uruguay”, concluyó.